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Una interesante reforma del año 2019: la Casa del Té, de Oscar Niemeyer

Una interesante reforma del año 2019: la Casa del Té, de Oscar Niemeyer

Brasilia fue declarada capital de Brasil en 1960. Seis años más tarde, en el momento de auge de construcción de edificios públicos, se inaugura la emblemática Casa del Té en la Plaza de los Poderes. El edificio fue diseñado originalmente como espacio para el encuentro y el descanso por el arquitecto Oscar Niemeyer (1907-2012). Niemayer se encargó de la traza de decenas de edificios residenciales y públicos de Brasilia, como la facultad de Arquitectura, El Palácio da Alvorada para alojar al presidente, La Catedral ─de peculiar aspecto como vemos en la fotografía, considerada un hito de la arquitectura moderna─, el Congreso Nacional, la sede de los Ministerios de Exteriores y la de Gobierno. Durante los 70 y los 80 la Casa del Té de Brasilia fue uno de los lugares más activos de la ciudad. En los 90 se empleó como centro de atención al turista, pero tuvo que permanecer cerrada seis años por riesgo de colapso del techo. Hoy luce como nunca gracias a un concienzudo y respetuoso trabajo de rehabilitación y reforma llevado a cabo por Bloco Arquitectos y Equipe Lamas de Brasil.

 

Armonía y elegancia que estrechan lazos entre el pasado y el presente

El objetivo principal del equipo brasileño residía en respetar el diseño original de Niemayer, honrar la historia del edificio y combinarlo con algunos elementos contemporáneos que conectaran con el espíritu vanguardista y la estética particular de la metrópoli sudamericana. Para ello se buscó una combinación de materiales fríos y cálidos para revitalizar lo que ya es nuevamente sede de la oficina de turismo. El edificio se halla parcialmente hundido, por lo que para la iluminación el edificio cuenta con un ventanal de 250m2 y un espectacular techo blanco saliente. Siguiendo la línea de respeto del diseño original, pero con intención de refrescar el aspecto del espacio, se añadieron suelos de mármol blanco, se habilitaron y limpiaron los marcos de las ventanas, además de repintar techos y los pilares originales de los 60. La elección de los muebles se basó en complementar el diseño arquitectónico, con elementos como la madera y el cuero, con colores de la gama cálida para suavizar el ambiente, como el melocotón y el amarillo. Asimismo, se procuró poner de relieve la geometría y las formas puras del edificio, incorporando barras de hierro a modo de columnas sueltas en el espacio. También se han añadido perfiles metálicos para producir sensación de ligereza, siempre respetando la funcionalidad de la concepción original de lugar de encuentro de la Casa del Té. Estos elementos contrastan con las superficies en madera, un tapiz en cuero natural y los tonos tierra, que destacan sobre la elegancia y la sobriedad del edificio histórico, todo un símbolo y motivo orgullo de la arquitectura moderna brasileña, cuya dignidad ha sido devuelta con esta reforma.

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